jueves, 7 de agosto de 2008

El robo energético



Felipe Ciprián


El embajador y periodista Silvio Herasme Peña publicó el pasado domingo el artículo titulado “¿Por qué no se paga la luz?”, y en él deplora que los ricos se enganchen a las redes de energía sin pagar y los pobres simplemente la consumen y tampoco la pagan. Considera, con toda la razón, que la luz hay que pagarla porque ese servicio resulta muy caro para el país.
Quisiera ayudar a Silvio a entender por qué la gente paga la luz “bajo protesta” o se la roba.
Aquí las empresas distribuidoras firman un contrato para proveer servicio continuo de energía, pero no hay una escuela, hospital, asilo de ancianos, residencia, palacio u oficina que no haya preparado un dispositivo de “emergencia”, porque los apagones llegan diariamente. Pero los usuarios tienen que tener cuidado, porque atrasarse en el pago de los apagones un día, implica un corte inmediato de los cables.
Es en este país donde durante años, mes por mes, las Edes que no proveen la energía que se han comprometido a servir, nunca han bajado la facturación y cobran no por la lectura de un medidor, sino por la categoría de la residencia o empresa, el lugar donde esté situada y la cantidad de equipos eléctricos o electrónicos que tenga, aunque no estén en uso.
No debe haber otro país donde las distribuidoras de energía cobren, mes por mes, millones de pesos que luego tienen que acreditar a sus clientes después de que la Superintendencia de Electricidad acoge los reclamos de los usuarios y comprueba que fueron engañados. Ese es un robo confeso y documentado, pero no hay un solo sometimiento por este tipo de estafas.
En este país todos los días se apagan intencionalmente sectores completos porque la mayoría no paga la luz, aunque haya miles de usuarios allí que pagan puntualmente. Es decir, se firman contratos individuales, pero se dan cortes colectivos. ¿Dónde está el respeto a los derechos adquiridos? Aquí la gente paga el teléfono, porque ese servicio siempre está disponible y las empresas cumplen la parte de sus contratos.
Estoy convencido de que el día que aquí haya energía permanente, se cobre una tarifa justa y la factura refleje el consumo real, la gente va a pagar por el servicio energético. Mientras eso no suceda, no hay publicitario que convenza a los ladrones -los que sustraen energía y los que cobran por un servicio que no ofrecen- de que cesen sus prácticas perversas.

No hay comentarios:

Bienvenidos a Con el ejemplo

Usted ha entrado a un blog que divulga información actualizada de política dominicana, deportes y temas de interés para toda la familia