martes, 12 de agosto de 2008

Viejas mañas en Ocoa



Felipe Ciprián

Debió ser a mediados del año 1974. Una mañana antes de irme junto a un grupo de estudiantes y agricultores a realizar trabajo voluntario en el encachado del canal de riego que construía la Junta para el Desarrollo de San José de Ocoa, el padre Luis Quinn se acercó a mí y me dijo: “Mira lo que me mandan”, mientras me pasaba un sobre con estampillas de correo.
Era una carta, escrita a máquina, que le había llegado por correo local, pero sin remitente.
Una persona que no se identificaba advertía al padre Luis que se cuidara porque el MPD planeaba matarlo junto a “un doctor” para crearle problemas al gobierno con la Iglesia. “Cuídese padre, que lo van a matar”, reiteraba el mensaje.
Le dije que no veía motivos para que el MPD intentara matarle. -¿Y, entonces, por qué el aviso? -me preguntó.
Una segunda lectura de la carta me permitió advertir dos detalles: primero, su real contenido no era un aviso oportuno de solidaridad ante un peligro, sino un interés marcado en intimidarlo; y segundo, la máquina con que fue escrita tenía una irregularidad en la letra “n”.
Conocía a un dirigente del MPD que compartía aula conmigo en el cuarto de bachillerato, donde nos impartía clases de Filosofía y Psicología “el doctor” que también amenazaban en la carta, que era el profesor Juan Ramón Báez.
-¿Tú eres loco? ¿Y cómo a ti y al padre les puede pasar por la cabeza que “el partido” puede hacerle daño al padre Luis o al profesor Mon? Eso es fabricado por la Policía para acallarlo y perseguir a izquierdistas -afirmó Enrique al escuchar mi pedido de aclaración de esa locura.
Luego fui al Juzgado de Paz, le pedí a una persona amiga que me dejara ver un detalle de los últimos sometimientos hechos por la Policía. Ahí apareció el eslabón perdido. Eran escritos con la misma máquina “Royal” que tenía el desperfecto en la “n” idéntico al mensaje enviado al padre Luis. Viejas mañas maquinadas por cobardes.
-Fue la Policía -le dije a Luis, quien tras escuchar la indagatoria, respondió con su clásico ¡Ofrézcome!
El Volkswagen del padre fue quemado la misma madrugada que le pegaron fuego a la cafetería-bar de Nicolás Sánchez, dirigente del PRD en Ocoa.

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