Acertó la Academia de la Lengua
Felipe Ciprián
La Academia Dominicana de la Lengua acaba de declarar que es un
disparate y una aberración decir que “los dominicanos y las dominicanas pueden
luchar por su patria…” y que ellos y ellas son patriotas… entre otros
desaguisados.
Tiene razón la Academia.
Ser feminista, sobre todo en
la boca y la acción de los varones, es ser consecuente de hechos y palabras, no
de verbo y poesía, que son meras poses que solo deforman la lengua.
Conozco hombres –no estoy
seguro de que sean machos- que se echan el lujo de hablar de “nosotros y
nosotras luchamos por la igualdad de derechos”, pero en su casa son perfectos
dictadores, patriarcas indoblegables.
Otra vez tiene razón el buen
médico: “No hagas lo que yo hago, sino lo que te digo que hagas”.
El 8 de marzo de 2011
escribí un artículo titulado “Machismo en el uso del idioma” en el que expuse
con suficientes ejemplos que no se puede sustentar el feminismo sobre la base
de desnaturalizar la esencia del español como lengua.
No hay poeta o poetiza capaz
de escribir un poema con valor literario usando simultáneamente “el y ella”,
“nosotros y nosotras”, “dominicanos y dominicanos” y demás artificios forzados
del idioma que solo conducen a deformarlo y a hacerlo ininteligible.
-II-
Es como la idiotez de llamar
a diputados y senadores “congresistas” y a las elecciones donde se los escogen
“congresionales” o “congresuales”. Es la peor falta de precisión que puede
tener un hablante hispano, pero ellos y muchos periodistas las repiten cada día
sin detenerse a buscar cuál es la falta que enseñan a sus lectores.
Un congresista es un
participante en un congreso de cualquier naturaleza. Lo congresual es lo
relativo a congreso, también de cualquier naturaleza.
Ahora bien, cuando usted
piensa referirse a un funcionario electo que tiene la facultad de proponer,
discutir y elaborar leyes, habla concreta y únicamente, de un “legislador”.
Congresista puede ser un
motoconchista que participa en un congreso de motoconchismo; congresual es todo
lo relativo a congreso de cualquier naturaleza, pero legislador es solo quien
forma parte de un parlamento que tiene como facultad legislar, o lo que es lo
mismo, aprobar leyes.
En este país hay un poder
Ejecutivo, un poder Legislativo y un poder Judicial, definidos por la
Constitución, pero a los miembros del poder Legislativo, en lugar de llamarlos
apropiadamente legisladores, los nombran “congresistas” y supuestamente los
eligen en comicios “congresuales”, cuando yo suponía que eran elecciones
legislativas y los ganadores “legisladores”.
Ahí tiene la Academia más
trabajo para los próximos 15 meses. Cuando sus miembros examinen bien este
tema, los respaldaré nuevamente, como ahora, en el caso del “machismo en el uso
del idioma”, que publiqué el 8 de marzo de 2011, Día Internacional de la Mujer.
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