Felipe Ciprián
Cuando el petróleo se cotizaba a 138 dólares el barril en junio pasado y las principales materias primas de la industria de alimentos y los insumos de la agropecuaria ya duplicaban sus precios, los artículos de primera necesidad sufrieron alzas casi insoportables. No era un fenómeno exclusivo de República Dominicana.
Para hacer frente a esa situación, el 1 de junio pasado el gobierno de Guatemala adoptó las siguientes medidas: eliminó los aranceles para la importación de alimentos y los fertilizantes, otorgó un subsidio al transporte, impulsó un plan de ahorro de combustibles y gestionó fondos a bajos intereses para importar materias primas básicas.
Y en República Dominicana... ¿qué hizo el gobierno? Traspasó las alzas del petróleo al transporte (terrestre, aéreo y marítimo), a la industria y a la agropecuaria. También traspasó los incrementos de las materias primas, por lo que se duplicó el precio del pan, subió la leche, el pollo, el arroz... que hasta las elecciones tenían subsidios parciales.
Las autoridades combinaron esas políticas con una recogida de parte del dinero que corrió durante la campaña electoral y para eso elevaron la tasa de interés y endurecieron las normas prudenciales a la banca, lo que le impide financiar la producción y limita considerablemente el crédito comercial.
Ahora, 22 de octubre de 2008, el petróleo cuesta 67 dólares el barril, las materias primas cayeron estrepitosamente luego de la crisis financiera, pero aquí tenemos que pagar hasta 53.95 por una libra de carne de pollo. ¿Por qué? Debido a que los altos intereses bancarios y los elevados precios internos de los combustibles persisten como si en los mercados internacionales nada hubiese pasado.
Tanto el senador Amílcar Romero, ex secretario de Agricultura, como los líderes agropecuarios afirman que el sector no puede pagar 20% de interés bancario, porque se ahoga. Pero si lo pudiera pagar... ¿Quién y cómo le va a conceder financiamiento?
El presidente Leonel Fernández se quejó con justa razón de que la especulación elevó artificialmente los precios del petróleo para perjuicio de las economías de países importadores. Y ahora que han bajado los precios... ¿Quién los mantiene artificialmente altos aquí? El “capitalismo de casino” es tan condenable como burlar la ley para exprimir los bolsillos de los usuarios de combustibles.
Para hacer frente a esa situación, el 1 de junio pasado el gobierno de Guatemala adoptó las siguientes medidas: eliminó los aranceles para la importación de alimentos y los fertilizantes, otorgó un subsidio al transporte, impulsó un plan de ahorro de combustibles y gestionó fondos a bajos intereses para importar materias primas básicas.
Y en República Dominicana... ¿qué hizo el gobierno? Traspasó las alzas del petróleo al transporte (terrestre, aéreo y marítimo), a la industria y a la agropecuaria. También traspasó los incrementos de las materias primas, por lo que se duplicó el precio del pan, subió la leche, el pollo, el arroz... que hasta las elecciones tenían subsidios parciales.
Las autoridades combinaron esas políticas con una recogida de parte del dinero que corrió durante la campaña electoral y para eso elevaron la tasa de interés y endurecieron las normas prudenciales a la banca, lo que le impide financiar la producción y limita considerablemente el crédito comercial.
Ahora, 22 de octubre de 2008, el petróleo cuesta 67 dólares el barril, las materias primas cayeron estrepitosamente luego de la crisis financiera, pero aquí tenemos que pagar hasta 53.95 por una libra de carne de pollo. ¿Por qué? Debido a que los altos intereses bancarios y los elevados precios internos de los combustibles persisten como si en los mercados internacionales nada hubiese pasado.
Tanto el senador Amílcar Romero, ex secretario de Agricultura, como los líderes agropecuarios afirman que el sector no puede pagar 20% de interés bancario, porque se ahoga. Pero si lo pudiera pagar... ¿Quién y cómo le va a conceder financiamiento?
El presidente Leonel Fernández se quejó con justa razón de que la especulación elevó artificialmente los precios del petróleo para perjuicio de las economías de países importadores. Y ahora que han bajado los precios... ¿Quién los mantiene artificialmente altos aquí? El “capitalismo de casino” es tan condenable como burlar la ley para exprimir los bolsillos de los usuarios de combustibles.
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