jueves, 25 de septiembre de 2008

Juan Bosch pidió cianuro cuando estaba preso en el Palacio Nacional después del golpe de Estado de 1963


Felipe Ciprián

Un puñado de personas sabe que tuve el privilegio y la suerte de revisar las memorias (aun inéditas) de Fabio F. Herrera Cabral, quien fuera durante largo tiempo funcionario al servicio de varios presidentes de la República, vicecanciller, embajador en España y Argentina; todo un experto en temas haitianos y buen conocedor de las relaciones con Estados Unidos y con Cuba.
Hombre lúcido hasta la hora de su muerte ñdictó un artículo de opinión a su hija Marina solo horas antes de fallecer y se publicó en el diario Hoy el mismo día que bajó al sepulcro en 2005- hacía galas de su buena memoria en los más ínfimos detalles.
Cuando en sus escritos relató el golpe de Estado a Juan Bosch el 25 de septiembre de 1963, Herrera Cabral cuenta que era el único funcionario civil que tenía acceso al depuesto presidente, quien se encontraba detenido en pleno Palacio Presidencial, bajo custodia de militares leales a los golpistas.
La incomodidad y la desconfianza en que se encontraba Bosch eran evidentes y ante esa situación, Herrera Cabral, que era su amigo desde la juventud, logró con los militares que le permitieran acondicionar una habitación con cama y mejores condiciones para que pudiera descansar.
Luego de instalado en el nuevo espacio de “reclusión” en la tercera planta del Palacio, Fabio le comentó a Bosch, según me explicó en varias ocasiones y plasmó en sus memorias, que aunque obviamente no compartía el proceder de los militares, éstos también eran sus amigos y no le impedirían que le trajera cualquier cosa que necesitara, por lo que le preguntó directamente si había algo que él quisiera, porque con gusto se lo buscaría.
-Fabio, consígueme una cápsula de cianuro ñle pidió Bosch.
Lo que siguió fue una larga conversación persuasiva en la que Herrera Cabral trató de convencer al presidente Bosch de que su situación era solo un percance, que eso no liquidaba su carrera política ni su trayectoria de estadista, por lo que no necesitaba cianuro, sino tiempo para ayudar a reconquistar la democracia y la libertad.
Cuando se publiquen las memorias de Herrera Cabral los dominicanos conocerán detalles sobre más de 60 años de historia vista desde la perspectiva de un periodista culto, funcionario público de prolongado ejercicio, sobrada honradez y un ser humano muy sensible y solidario.

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