Si desde que asuma la Presidencia de la República el próximo 16 de
agosto de 2012 Danilo Medina envía una serie de señales inequívocas al pueblo
dominicano de que hará cumplir las leyes y acabará con cualquier manifestación
de dispendio y corrupción, el próximo Presidente gobernará bien, se hará el
líder del PLD y muy probablemente del pueblo dominicano.
Si, por el contrario,
Medina se calza las botas del fomento del clientelismo, de la adulonería, del
derroche de los escasos fondos públicos, solo le espera un estruendoso fracaso
como dirigente político y muy probablemente la combinación de una depresión
económica mundial con una crisis política nacional que nadie sabría ahora cómo
solucionar.
Ejemplos, cercanos y
lejanos a él, sobran para que sepa a qué atenerse.
Personalmente espero
que Medina gobierne bien y que coseche el mejor de los éxitos políticos para
ver si rompe el maleficio de que todos los presidentes dominicanos son de
extracción humilde, pero terminan como potentados o formando una claque de
avivatos a su servicio. Las excepciones (Billini, Bosch) son muy escasas y
corresponden a siglos pasados.
Medina gobernará bien
y hasta muy bien, si el pueblo dominicano observa que:
-Desde el primer día desaprueba públicamente la colocación de su
fotografía en los despachos de los ministros y en los de los recintos
militares, policiales, académicos o de cualquier otra naturaleza dentro del
ámbito del Estado. Con ello acabaría la adulonería caudillista que se mantiene
hasta hoy. Que ordene desplegar retratos en blanco y negro de Juan Pablo
Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella.
-Que obligue a todos sus funcionarios a desplazarse dentro de las
ciudades en automóviles, como lo hace la Presidenta de Argentina en una nación
mucho más rica pero en un ejercicio del poder mucho más austero, y que tampoco
acepte que los actos inaugurales de pequeñas obras se conviertan en “caravanas
de helicópteros” públicos o privados en un país donde mueren jóvenes en
protestas reclamando puentes y alcantarillas para poder ir a la escuela.
-Que reduzca todas las duplicidades de ministerios y direcciones
generales para hacer la administración pública menos burocrática y más
funcional con un menor costo para los contribuyentes.
-Que termine con el reparto de posiciones públicas infuncionales como
los ministros sin Cartera, inspectores de la Presidencia y otros, destinando
esos fondos a mejorar los salarios de los policías, soldados, maestros, médicos
y enfermeros.
-Que retire todas las escoltas de funcionarios que no desempeñan
ninguna labor represiva y que quien quiera andar con numerosos guardaespaldas
que contrate y pague por su cuenta a personal privado, mientras esos policías y
militares los envía a labores preventivas próximo a escuelas, hospitales,
plazas públicas, fábricas, mercados, avenidas y carreteras para dar seguridad a
todas las personas.
-A la par de iniciar la tanda extendida de docencia en las escuelas
públicas, que amplíe el número de bibliotecas, las equipe y las organice
centralizadamente en todo el país para el fomento de la cultura entre la niñez
y la juventud.
-Que cree un Cuerpo Nacional de Bomberos, con estaciones equipadas en
todas las ciudades del país, integrados por personal joven y que reciban
adiestramiento especializado de personal contratado en Puerto Rico y Cuba.
-Que decrete la movilización nacional para reparar todos los caminos
vecinales del país, comenzando desde los más apartados, para que los
agricultores puedan llevar sus productos a los mercados, mejorar la oferta y
reducir los precios.
-Que fomente la crianza masiva de aves de corral, cerdos, chivos,
ovejas y peces para mejorar la alimentación de la gente en los campos y barrios
de las ciudades del país de manera que en diciembre no tenga el Presidente que
andar repartiendo cajas navideñas a cambio de simpatías electorales.
No estoy diciendo que Medina
tomará esas decisiones, pero si las toma levanta una inmensa esperanza en este
pueblo y debe gobernar con un muy alto consenso.
Si por el contrario Medina
utiliza el Presupuesto General de la Nación para agenciarse apoyo político al
interior de su partido y en los grupos de bucaneros que medran en todos los
gobiernos, que se prepare porque pronto estará desbordado por las ambiciones
insaciables de gente que no sabe hacer más que vivir de la política y corromper
todo lo que toca.
Con la proximidad de otra
Gran Depresión como la iniciada en 1929, es a Medina a quien conviene gobernar
con austeridad, promover el consenso social sobre la base del éxito de sus
políticas públicas, no del clientelismo y la politiquería a costa de los
contribuyentes.
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