jueves, 24 de julio de 2008

Periodismo impreso, TV e internet




Felipe Ciprián

Hay una tendencia a considerar que la Internet y la televisión constituyen dos dagas en la comunicación social que lesionarán de muerte al diarismo escrito. Quienes sostienen que esa es la perspectiva a la vista estiman que la televisión y el Internet se adueñarán de la atención de la gente que busca información y captarán la mayor porción de publicidad.

No creo que esas apreciaciones se correspondan con la realidad. Todos los medios tienen sus puntos fuertes, pero también los débiles, de manera que en determinado momento uno puede ser ideal para dar cobertura a un evento noticioso, mientras que los demás los complementan, porque para todos hay espacio.

La prensa escrita aún conserva la parte fundamental de la comunicación argumentada, del debate masivo de los grandes temas nacionales e internacionales, de la formación de la “opinión pública”. La televisión es el medio por excelencia para las transmisiones en vivo y los grandes reportajes de actualidad e históricos, pero su verdadero fuerte es el entretenimiento. No es lo mismo seguir un partido de béisbol en vivo por TV que leer un resumen, entrada por entrada, en un periódico o la Internet.

La radio, que durante décadas fue el rey en las transmisiones deportivas, fue desplazada por la televisión. No obstante, sigue siendo el medio más seguro para dar seguimiento masivo a catástrofes naturales como terremotos y huracanes, porque amplias zonas pueden quedar aisladas y este instrumento de ondas eléctricas permite llevar orientación más fácil. Prensa escrita e Internet están logrando gran complementariedad informativa y documental.

Ambas plataformas recurren a sus bases de datos e información para completar su trabajo y presentarlo a los lectores. En información de interés internacional la Internet está supliendo a toda velocidad las noticias que publican los periódicos y las agencias de prensa, porque los medios en la web aún no cuentan con el personal de campo suficiente para cubrir toda la información de interés público.

Si todos los periódicos del mundo dejaran de salir durante cuatro días, los medios en la Internet muy probablemente quedarían muy escasos de noticias, mientras que la mayoría de los programas de panel, de comentarios y actualidad de la televisión quedarían sin agenda porque les faltaría la madre que los nutre en gran proporción: la prensa escrita.

En cambio, si los medios en Internet dejaran de funcionar por 30 días y la televisión por 60, los periódicos impresos seguirían llegando al amanecer a las casas de los suscriptores y a los puestos de venta al pregón con la mayoría de la información nacional e internacional. El impreso diario sigue siendo por mucho, el buque insignia de la comunicación social.

miércoles, 23 de julio de 2008

Cachán y Deiro



FELIPE CIPRIÁN

Sería a finales de la década del sesenta cuando un grupo de adolescentes y jóvenes deportistas nos encontramos ante una situación poco usual: Cachán (Héctor Sánchez) y Deiro Pimentel conversaban animadamente en uno de los bancos colocados en la parte sur del parque Libertad de la ciudad de San José de Ocoa.
Muy sorprendidos, pues tanto Cachán como Deiro eran enfermos mentales, descubrimos que esa pareja entablaba un diálogo-debate que se suponía interesante.
Nos acercamos a ellos, rodeamos el banco en silencio para tratar de entrar en la “dimensión” en que aquellos dos enajenados se entretenían aquella tarde fría en el viejo Maniel.
¡Sorpresa! Discutían acerca de sus posesiones imaginarias en una sórdida porfía para ver cuál de ellos era el más potentado.
Escuchamos a Cachán cuando le dijo a Deiro que era el dueño de la manisera que nosotros conocíamos como propiedad de Emilio Castillo, el papá de Teany, la esposa de Tony Isa; propietario, además, de la Factoría Isa, que se suponía era de Yamil Isa; y del Bar Tres Rosas, que nadie dudaba que era de Pururú Pimentel.
Deiro respondió que eso no era nada, porque “yo tengo la farmacia Mario (de Mario Lara), el carro de Bonche (Rafael Echavarría) y el colmado de Salvador (de Salvador Sajiún y su esposa Josefina).
Todos estallamos en aplausos como si estuviéramos en el play animando a jugadores del equipo de Ocoa que al final ganó el juego de béisbol al de Baní, con picheo estelar del zurdo Winston Read y bateo consistente de Edison Molina (banilejo que jugada para Ocoa), Luis Báez y Maguelo Encarnación.
Ante el respaldo a Deiro y en un intento de pasar a la ofensiva, Cachán gritó: “Soy el dueño… ¡de las siete maravillas del mundo! De inmediato la algarabía de un público que crecía como bola de nieve se fue a favor de Cachán.
Deiro, de menor estatura, más pausado, expresó: “Eso no es nada; lo mío es la bolita del mundo. Todo lo tengo”.
Aturdido por el nuevo aplauso acompañado de gritos de ¡ay! ¡ay! ¡ay!, Cachán se puso de pie, infundió silencio y miró con indulgencia a Deiro alzando su mano derecha con cuatro dedos inclinados hacia arriba y el pulgar en ángulo recto hacia el oeste para indicar: “Yo tengo… (hizo un corto silencio expectante siempre sosteniendo su mano hacia arriba y la columna vertebral inclinada ligeramente hacia la derecha)… cuuuaaatttrrrooo… ¡cuatro en efectivo!
Era evidente que Cachán quería hablar de una cifra extraordinariamente grande, pero que comenzaba con cuatro. Pero fue imposible, era tan grande que al final no pudo articularla y puso todo su énfasis para hablar de cuatro como si se tratara del infinito numérico. ¡Cuatro… cuatro en e-fec-ti-vo!, gritaba Cachán mientras rompía el círculo del grupo de jóvenes que reíamos a carcajadas por tener la suerte de participar en un debate tan leal y discutido de estos dos hijos desafortunados de dos familias troncales de Ocoa: Los Sánchez y los Pimentel.

sábado, 19 de julio de 2008

Una medida eficaz

Felipe Ciprián

El gobierno debe pensar seriamente en establecer una Ruta Nacional de Transporte para cumplir dos objetivos básicos: primero, dar servicio interurbano en forma exclusiva a estudiantes, militares y policías, quienes por una tarifa equivalente al 50% de la que cobran empresas y sindicatos en la actualidad, puedan movilizarse entre las principales ciudades del país y la capital.
Este servicio debe disponer de autobuses que saliendo de Santo Domingo y de las ciudades más extremas hacia la capital, hagan paradas breves a recoger y dejar estos pasajeros en todas las ciudades enlazadas por la red nacional de carreteras, lo que permitiría cumplir el segundo objetivo: romper las mafias del transporte que hoy impiden que vehículos que cruzan por una población tomen pasajeros en otra, haciendo prevalecer el derecho de cada persona a elegir en qué momento y vehículo de uso público se traslada de un lugar otro.
Inicialmente la ruta puede llevar protección militar o policial, porque es casi seguro que los señores que han impuesto sus reglas en el control de los pasajeros interurbanos van a tratar de obstaculizar una iniciativa de este tipo para preservar privilegios irritantes y perjudiciales para los ciudadanos.
De adoptar una decisión de este tipo, el gobierno haría un aporte extraordinario a favor de la juventud dominicana que hoy penosamente trata de hacer una carrera universitaria o técnica por la que tiene que pagar más en transporte que en libros, y además tiene que emplear tanto tiempo tratando de llegar al centro docente como el que dedica a recibir docencia.
Un tanto igual sucede con los militares y policías. Es penoso ver la hilera de este personal que se coloca a la salida de la capital hacia todas las ciudades del país, y además en los pueblos, para gestionar “una bola” con todos los conductores privados que pasan. Casi a diario estudiantes y militares, en su inmensa mayoría jovencitos de ambos sexos, salen de madrugada a luchar por trasladarse a cumplir sus obligaciones, pero al no disponer de la totalidad del pasaje que cobran los transportistas, tienen que recurrir al hoy peligroso método de “pedir bolas”.
Con el establecimiento de la Ruta Nacional de Transporte, el gobierno haría, con escasa inversión, un servicio social muy apreciable: estimula a la juventud a estudiar y dignifica un poco al policía y al militar.

lunes, 14 de julio de 2008

Alcides Decena Lugo


Felipe Ciprián

No me sorprendí al ver que Alcides Benjamín Decena Lugo fuera el único juez de la Cámara de Cuentas que afrontó hasta el final el juicio político que siguió el Congreso Nacional a los integrantes de ese organismo.

En el fondo siempre tuve el deseo de que saliera bien de ese trance difícil en que lo puso el destino, por llamar de alguna manera al vaivén de la vida cotidiana.

He visto a Decena Lugo una sola vez en la vida y estoy seguro que él no se recordará de mí, porque ambos cumplimos -cada quien en su rol- nuestro papel por allá por los años ochenta.

A raíz de las protestas masivas de los días 23, 24 y 25 de abril de 1984 provocadas por la decisión del gobierno de Salvador Jorge Blanco, cumpliendo la receta del FMI de sacrificar los programas sociales para pagar la deuda externa, cientos de personas cayeron asesinadas por tropas militares y de la Policía, no menos de cinco mil quedaron heridas de bala y dieciocho mil fueron encarceladas. Entre esos dieciocho mil fue detenido en Baní mi siempre amigo Manuel Guerrero, también conocido como Tito o Duarte.

Enterado del percance de Guerrero, llamé por teléfono a Ramón Martínez Portorreal, presidente del Comité Dominicano de los Derechos Humanos, y me prometió que enviaría al día siguiente a un abogado para que asistiera legalmente a todos los detenidos.

Quien llegó a Baní fue Decena Lugo, nos encontramos en la calle Mella y coordinamos la defensa de todos los detenidos por las protestas. Con su valiente actuación en estrado, logró la libertad de los detenidos, pese al interés del gobernador César Prats y otros funcionarios de mantener en prisión a las personas que se rebelaron contra las medidas del gobierno, que fueron dispuestas en plena Semana Santa de ese año.

Jamás he visto ni hablado con Decena Lugo. No conozco cuál ha sido su trayectoria desde ese momento a la fecha, pero cuando lo vi llegar solitario hasta el final, afrontando solo el juicio que debieron resistir nueve jueces de la Cámara de Cuentas, entendí perfectamente que una parte esencial de su personalidad no ha mermado: su valor y su responsabilidad.

No tengo elementos para alegar la inocencia o culpabilidad de Decena Lugo en su rol como miembro de la Cámara de Cuentas, pero lo felicito porque cargó como un valiente la envestida que debieron afrontar nueve jueces.

Decena Lugo supuestamente acaba de ser sacrificado. Ese es un motivo suficiente para que yo le ofrezca mi amistad y mi reconocimiento. Nunca hubiese escrito este artículo si su estrella estuviese en ascenso. Ahora, con mucho gusto, lo hago.


sábado, 12 de julio de 2008

Misión imposible o la ilusión del etanol


Felipe Ciprián

La humanidad se enfrenta a un reto ineludible: los combustibles fósiles se extinguirán y matemáticamente no hay posibilidad de sustituirlos por otras fuentes energéticas. Hay una moda muy extendida de que el petróleo puede sustituirse por biocombustibles, pero a mi humilde entender esa oportunidad ya pasó y ahora es solo una ilusión.
El mundo ha organizado su vida a una velocidad que no incluye alternativas energéticas sin implicar un gasto más acelerado de petróleo. ¿Será la búsqueda de fuentes alternativas al petróleo una de las razones del encarecimiento de los carburantes? Cada vez que se emprende un proyecto alternativo de energía, el gasto de petróleo se dispara. Piense en el supuesto ultra limpio etanol.
Los tractores para roturar la tierra donde será sembrada la caña o el maíz que luego servirá para producir etanol se mueven con petróleo… ¿O es con bueyes que se nutren de yerba? La jeepeta en la que viaja el técnico que tiene las mejores teorías acerca de los combustibles “blancos” se mueve con petróleo… ¿O anda en bicicleta, patineta o caballo que se alimenta con yerbas? Los obreros o maquinistas que cortan la caña o el maíz viven a expensas del petróleo para comer, dormir, estudiar, divertirse e ir al trabajo. ¿Qué cosa hacen que no sea con petróleo? Para producir un galón de etanol hay que invertir 1.71 galón de petróleo.
Es un negocio similar al que hacía el castrador de perros: ¡los castraba a dos pesos, pero pagaba tres pesos para que le agarraran el animal! Me dirán que en Japón acaban de inventar un acondicionador de aire que -aunque es dos tercios más costoso que los convencionales- ahorra el 50% de la energía porque solo se enciende cuando las personas que lo van a disfrutar están en la habitación.
O una lavadora que no usa agua, sino ozono. ¿Pero díganme si las plantas donde fueron concebidos y hechos esos equipos no se mueven con petróleo, o energía nuclear, cuyos reactores y combustibles fueron puestos a punto con petróleo? Seamos realistas, el mundo ha caído en una trampa que por años le va a costar muy caro y luego lo pagará con miles de millones de vidas. Cuando se agote el petróleo -eso no está muy lejos- , millones de personas se quedarán sin calefacción o sin acondicionadores de aire. Si hay una solución óptima a la vista para la supervivencia de gran parte de la humanidad ante la declinación de las fuentes energéticas, esa es ahorrar el consumo de petróleo todos los días y en toda actividad.
El día que el planeta se quede sin petróleo, en corto tiempo todas las demás fuentes se agotan porque no habrá forma de reponer inventarios de “fuentes alternas”.

María Virtudes Tejeda




Felipe Ciprián

Las generaciones que vivieron en San José de Ocoa desde los años sesenta hasta los ochenta de seguro recordarán a un personaje especial que siempre llamó la atención de conocidos y extraños: María Virtudes Tejeda.
Esta mujer de baja estatura que tendría unos 50 años de edad a mediados de la década del setenta, padecía una enfermedad mental que si se siguen las descripciones y características del doctor Antonio Zaglul en “Mis 500 locos”, debió ser una maníaco-depresiva.
María tenía una vida hogareña cuerda. Vivía sola, en casa propia, la que siempre mantenía limpia. Allí cocinaba, lavaba su ropa y atendía su pequeño taller de costura.
Cuando estallaba su crisis, salía temprano a recorrer parte de la ciudad de Ocoa con un interminable discurso a muy alta voz repartiendo críticas y cuando se encontraba con personas que le parecían conocidas, ella trataba de entablar un diálogo que nunca conseguía. En esos episodios de logorrea, María Virtudes hacía sus descargas más fuertes contra dos blancos: la Policía Nacional y la familia Solano.
En ocasiones se situaba frente al destacamento situado en la calle Duarte y a corta distancia le gritaba “asesinos”, “banda de ladrones”, lo que en escasas ocasiones provocaba la reacción de algún policía que la zarandeaba. Sus críticas a los Solano las lanzaba frente a la tienda de Santa, que para ese tiempo estaba situada en la calle Altagracia casi a esquina San José y que atendían sus sobrinos Colombino y Julito, dos hombres muy queridos por toda la población y que murieron muy jóvenes.
Frente a los Solano, las descargas eran inexplicables, a no ser que algún día se sintiera descontenta al comprar alguna tela y aflorara en sus episodios de logorrea.
En el caso de la Policía, pienso que ella, durante los días de lucidez escuchaba noticias sobre los crímenes políticos que cometían sus miembros, incluido el ahorcamiento del joven Juan de la Cruz Castillo, el asesinato de Loro Casado y Papi Tejeda, el encarcelamiento de José Sánchez Reyna, entre otros.
Esos actos muy probablemente le laceraban su corazón de madre frustrada y cuando estaba desinhibida por su enfermedad, su voz atronadora se convertía en la denuncia fulminante contra esos abusos que muy pocos sanos se atrevían a hacer.

Faltan a su deber





FELIPE CIPRIÁN

Nadie merece más respeto en este país que los familiares de los luchadores anti-trujillistas por todo el sacrificio que hicieron sus ascendientes para terminar con la opresión. Por eso no se puede excusar a quienes recurren a citar el ejemplo de la “Era de Trujillo” para hacer una comparación que demuestre que las cosas se pueden hacer correctamente desde el Estado o se corre el riesgo de severas sanciones.
Por decencia, tampoco se puede citar el ejemplo de un tribunal municipal de Pekín que llevó a juicio a Zheng Xiaovu, aquel director de la Administración Estatal de Alimentos y Medicinas (SFDA) de China que “faltó a su deber” al comercializar dietileneglycol para la preparación de medicamentos y pasta dental que provocaron la muerte a más de 100 personas en Panamá el año pasado.
En la lógica de Trujillo –y tal vez de los tribunales chinos- incumplir de manera tan olímpica con el deber para el que una persona ha sido designada en una posición pública equivale casi a una conspiración contra esos poderes.
Entonces, ¿qué podemos pensar los que durante casi un mes no recibimos agua en Santo Domingo Este, mientras a escasos metros de las casas una válvula deja escapar millones de galones de agua tratada cada día, un periódico lo publica con todo detalle y el Acueducto no hace nada, pero nadie en el gobierno se da por enterado? ¿Será una conspiración? Si no lo es –y honestamente creo que no lo es- entonces estamos en presencia de la más despiadada irresponsabilidad por parte del personal que tiene a su cargo dar mantenimiento y seguridad a las redes del Acueducto. Esas personas deben aprender a cumplir con su deber como lo hacen las brigadas encargadas de cortar el “servicio” cuando hay atrasos en el pago.
Como en este país incumplir el deber ya no se paga con la caída en desgracia, pasando por el “foro público”, la destitución y …¿quién sabe qué más?, la impunidad lo absuelve todo y nada pasa, salvo la ingratitud que se gana quien lo denuncia. Y después nos ponemos a teorizar cuando nos dicen que este es un Estado fallido.

Especulación con petróleo


Felipe Ciprián


El presidente Leonel Fernández viene diciendo en las últimas semanas que la especulación en los mercados financieros es lo que explica las alzas incontenibles en los precios del petróleo, y que sin la solidaridad del gobierno venezolano a través de Petrocaribe, República Dominicana no soportaría la factura petrolera.
Parece que el gobernante tiene razón en los dos aspectos.
Un informe sobre el Papel del Mercado Especulativo en los precios del petróleo y gas, preparado por el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado de Estados Unidos, publicado en junio de 2006, concluyó que “hay pruebas sustanciales que apoyan la conclusión de que la gran cantidad de especulación en el mercado ha aumentado considerablemente los precios” de los hidrocarburos.
Un artículo del economista F. William Engdahl, publicado en varios medios el fin de semana pasado, indica que las fisuras para la especulación se abrieron en el propio Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de petróleo, cuando su ente regulador en el ramo de futuros financieros -la Comisión de Comercio de Futuros en Materias Primas (CFTC)-lejos de cumplir con el mandato del Congreso para que los precios reflejaran la oferta y la demanda, lo que hizo fue primero permitir al Intercontinental Exchange (ICE) de Londres negociar materias primas energéticas europeas -sin control interno- en Nueva York, y luego darle luz verde para negociar contratos futuros con el petróleo de West Texas Intermediate (WTI) que se entrega en Estados Unidos.
El resultado ha sido que de 2006 a 2008 los precios del barril de petróleo más que se duplicaron, atribuyéndose más de la mitad de su valor final a la especulación financiera. En ese juego, en el que grupos financieros tratan de recuperarse de la quiebra provocada por la crisis inmobiliaria en Estados Unidos, esta especulación será mayor aunque los países productores de petróleo incrementen la producción, porque la demanda no podrá detenerse.
En ese entorno internacional, lo que no acabamos de entender es por qué en el país se mantiene un impuesto combinado a los combustibles para situar su precio final por encima de los seis dólares el galón. Se repetirá desde el gobierno que esos impuestos se utilizan para pagar el servicio de la deuda externa. Cuando esos impuestos se concibieron con ese propósito los precios del petróleo eran infinitamente menores, por lo que si bien era algo terrible gravar los combustibles que mueven toda la maquinaria productiva y los servicios, en ese momento la economía dominicana lo soportaba.
Ahora obviamente no lo soporta como bien ha dicho el propio presidente Fernández. Por tanto, habrá que gravar a otro sector para el pago de la deuda, porque si se sigue cargando al consumidor final con ese peso muerto, las consecuencias serán graves en el plano económico, social y político para República Dominicana.
Cualquiera se anima a pensar que el único camino que le queda al país es provocar una explosión productiva para el mercado interno y la exportación, para hacer comercio sobre la base de materias primas y productos industrializados de origen nacional, generadores de empleos donde la miseria es mayor, y no pensar en robustecer un mercado local donde la mayoría de lo que se vende viene del exterior y también el dinero para comprarlo llega -fundamentalmente- por remesas y turismo.

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